TIRESIAS

 
 
 
 

Tiresias

Adivino tebano, ciego de legendaria fama. Las fuentes antiguas dan como causa de su ceguera diversas versiones: contempló un día a Atenea bañándose desnuda y la diosa lo castigó con la ceguera; según otros, vio un día dos serpientes copulando en el campo, las golpeó con su bastón y se vio transformado en una mujer; al cabo de siete años se repitió el incidente, y ahora fue restituido a su carácter de varón. Por eso era la persona más adecuada para dictaminar si es el hombre o la mujer quien goza más en el acto sexual. Afirmó que era la mujer. La diosa Hera, indignada, lo cegó, aunque Zeus lo compensó con el arte de la adivinación. Padre y abuelo de adivinos famosos, profetizó hasta en el Hades.

NARCISO

 
 
 

Narciso, en la mitología griega, hermoso joven, hijo del dios del río Cefiso y de la ninfa Liríope. A causa de su gran belleza, tanto doncellas como muchachos se enamoraban de Narciso, pero él rechazaba sus insinuaciones. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de lo que se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor, pero un día, cuando Narciso estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntaba “¿Hay alguien aquí?”, Eco contenta respondía: “Aquí, aquí”. Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: “¡Ven!”. Después de responder: “Ven, ven”, Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar el amor de Eco; ella estaba tan apenada que se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que nada quedó de ella salvo su voz. Para castigar a Narciso, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se apasionara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

 

                                                                

EL PASTOR ENDIMIÓN

 
 
 
 

Endimión, en la mitología griega, joven de belleza excepcional que duerme eternamente. A Endimión se le describe como el rey de Elis, que según las fuentes era un cazador o un pastor. Según la mayoría de las narraciones era pastor en el monte Lamos, en Caria. Selene, la diosa de la luna, se enamoró de él y lo visitaba cada noche cuando él yacía dormido en una cueva. Ella le dio cincuenta hijas, pero lo mantuvo siempre dormido con el fin de retenerlo para ella.

Otras leyendas dan diferentes razones para su sueño eterno. En una, el dios Zeus le ofreció lo que deseara, y Endimión eligió un sueño sempiterno, en el que él permaneciera joven para siempre. En otra, su sueño perpetuo fue un castigo infligido por Zeus por haberse atrevido a enamorarse de Hera, la consorte del dios.

AFRODITA

 
 AFRODITA
 
 
 

La bella Afrodita, diosa del amor, estaba casada con Hefesto, quien ostentaba el título de dios del fuego y del trabajo del metal. Sin embargo, Afrodita se enamoró de Ares, dios de la guerra. Hefesto, aunque era un virtuoso herrero y artesano, era cojo y feo, mientras que Ares era todo lo contrario que él: guapo y viril.

Afrodita y su amante acostumbraban a encontrarse fugazmente en secreto en el palacio de Hefesto, hasta que un día el Sol los vio y le contó al dios guerrero lo que sucedía. Hefesto se enrabió, e inmediatamente inventó una red maravillosa, sutil como una telaraña pero fuerte como el acero, e invisible a simple vista; puso la red alrededor del lecho de Afrodita antes de partir para un viaje a la isla de Mente junto a Afrodita.

Pero cuando la pareja se abrazó estrechamente, la red cayó sobre ellos y los atrapó, dejándolos colgados de manera que no podían moverse ni escapar. Hefesto, avisado otra vez por el Sol, corrió velozmente a su casa y dio salida a su cólera; parado delante de la puerta, llamó gritando a todos los dioses para que acudieran y vieran a la descarada pareja. Posidón, Apolo y Hermes acudieron, aunque las diosas permanecieron decorosamente en casa, sin querer ver lo que ya sabían que pasaba.

Cuando vieron la astuta trampa de Hefesto, surgieron varias sugerencias, como por ejemplo que Ares debería dar a Hefesto el pago de los adúlteros a los maridos. Apolo le preguntó a Hermes si le gustaría estar en el lugar de Ares; Hermes replicó que incluso si las cadenas fueran tres veces más fuertes e incluso si todos los dioses y diosas estuvieran mirando, él no renunciaría a la oportunidad de dormir al lado de Afrodita. Posidón estaba muy preocupado por el suceso y le pedía a Hefesto que los dejara libres.

Finalmente, la pareja huyó deshonrada: Ares hacia Tracia y Afrodita hacia el santuario de Pafos, donde las tres Gracias la bañaban y vestían con espléndidas ropas.

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EL JUICIO DE PARIS

EL JUICIO DE PARIS
 
 

Durante el banquete nupcial de la boda del Rey Peleo y la nereida Tetis con la presencia de los dioses, se presenta Eris, diosa de la discordia que no había sido invitada para que no los perturbase con su presencia. Eris lanza una manzana al aire en la que pone "para la más hermosa". Las Nereidas, no se atrevieron a pedir la manzana estando diosas tan bellas como Hera, Afrodita y Atenea que la disputaron.

Zeus no queriendo indisponerse con su esposa o con alguna de sus dos hijas se abstiene de decidir en la disputa y ordena a Hermes que lleve las diosas en presencia de Paris y que este sea el juez del certamen.

Al llegar las diosas al monte Ida, ya bañadas y arregladas cuidadosamente, se preparan para sobornar a Paris. Hermes entrega a este la manzana y las instrucciones de Zeus y ordena a las diosas a que posen sucesivamente ante él.

Atenea le ofrece hacerlo invencible en la guerra; Hera hacerlo soberano de Asia o de todos los hombres; y Afrodita le ofrece por esposa Helena, la más bella de las mujeres. Paris, sorprendido por la propuesta de Afrodita, pregunta como puede hacerle esposa de Helena si esta ya lo es de Anéalo, a lo que Afrodita le responde que lo deje de su cuenta. Paris entrega la manzana a Afrodita resultando así ganadora del certamen.

La figura de Paris.- Paris fue hijo de los reyes de Troya Príamo y Hécuba. Habiendo soñado esta que daba a luz un tizón ardiendo, su hijastro Ísaco profetiza que ese hijo traerá la ruina y la destrucción de Troya aconsejando que no debe vivir.

Al nacer, su padre Príamo lo entrega a un servidor suyo, de nombre Agelao, para que lo abandone en el monte Ida, allí es amamantado por una osa y posteriormente es encontrado por Agelao, el cual lo cría como suyo poniéndole como nombre Paris.

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EL MUDO LAMENTO DE DIDO

 
 
 
 
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Dido, hija de Muto, rey de Tiro y hermana de Pigmalión, desposó a Siqueo, sacerdote de Heracles. Al morir el monarca, Pigmalión lo sucedió. Ansiando éste hacerse con los bienes de Siqueo, dispuso su ejecución. Después, en sueños, el difunto consorte advirtió a Dido de estar en riesgo de ser la próxima víctima del homicida rey.

Acompañada de un séquito numeroso la princesa abandonó Tiro. Se estableció entonces en África, y con tan buena fortuna y prosperidad creciente, que pudo fundar la ciudad de Cartago. Su rápido progreso provocó la envidia de Jarbas, rey de Getulia, que exigió a Dido en casamiento a cambio de la no destrucción de Cartago. Dido se opuso rotundamente a la voluntad de Jarbas durante largo tiempo, hasta que decidió al fin, inmolarse en las llamas de una pira humeante. Virgilio, romano estudioso de la mitología griega, aprovechó esta tradición para relatar en la Eneida, como, al arribar azarosamente el héroe troyano Eneas a Cartago, Dido se enamoró por completo de él.

Celoso, Jarbas solicitó a Júpiter alejara de una vez al inoportuno extranjero. Eneas se liberó entonces de los pasionales ruegos de Dido por no dejarle partir y gobernar juntos la populosa urbe. Porque el deseo de la futura fundación de Roma pudo más en el alma de Eneas. Cuando el héroe partió a Italia, Dido, con el corazón destrozado, se suicidó.
La triste historia de Dido es como una flor de múltiples aromas, en donde cada uno aspira una esencia distinta pero al mismo tiempo poseedora del mismo trágico matiz.

En esta nota se propone imaginar que Virgilio ha mentido: No hubo ningún extranjero gallardo y cautivador que arribara a Cartago. No hubo seducción alguna, ni auxilio de Cupido para entrelazar a los amantes: no se dio el tierno y erótico momento en una cueva solitaria en una tarde de cacerías y de tormenta. Nadie partió de Cartago dejándole desesperada con una ilusión perdida. Nadie. Porque tal vez Eneas sólo ha sido un sueño de la Dido acosada y sola, de la reina agobiada, de la mujer ambicionada, del ser humano hundido en la más absoluta impotencia.

Y así por lo consiguiente, Eneas, Roma, la Eneida, Virgilio, la historia posterior de Occidente y tal vez hasta nosotros mismos hoy día, no seamos más que una ilusión de amor que Dido permitió dejar fluir libre y sin control alguno, como un acto de amor incondicional y entrega completa al ser ideal que consuela y da vida, aún al quitarla. Sin duda, cuando Jarbas ya cercaba Cartago, cuando tenía casi a la mujer deseada en su poder, mientras Dido decidía mejor entregarse a las caricias dolorosas del fuego, tuvo entonces el bello sueño de un príncipe llamado a fundar una ciudad tan relevante que a la postre transformaría un mundo, y tanto amor le inspiró ese ser precioso nacido de sus más caros anhelos, que hasta fue capaz de permitirle volar por su cuenta, para fraguar su glorioso destino.

Dido

Quizás durante su último suspiro, cobijada ya en las cenizas tibias, Dido imaginó encontrarse a su amado, peregrino por el Inframundo. Allí, en donde un Eneas lleno de remordimientos trató de excusarse ante ella por renunciar a su pequeño mundo de ambos, lleno de amor y pasión, por otro material y enorme de fama imperecedera. El silencio conmovedor de Dido, ese silencio de despecho, de dolor, de rencor sin medida, ese silencioso alejarse hacia las sombras y a la silueta difusa de un equívoco Siqueo fantasmal, más bien podría ser, ese silencio, un ronco y mudo sollozo de renuncia y entrega amorosa sin medida.

Un amargo y dulce sacrificio.

 

LA NINFA ENONE

 
 
 
 
 

Paris de Troya se enamoró de esta ninfa muy joven, siendo pastor en las laderas del monte Ida. Se unieron ardorosamente y de este vínculo Enone tuvo un hijo, el pequeño Corito. Al enterarse del proyectado rapto de Paris a Helena, la intuitiva ninfa advirtió al príncipe troyano que no llevase a cabo tan temeraria empresa, pero fueron sus ruegos por demás ineficaces para persuadirlo. Finalmente Enone sumisa, le suplicó que acudiese a ella si acaso fuese herido en combate, pues nadie más que ella sería capaz de curarle.

Cuando a la postre fue herido de muerte por una flecha de Filoctetes, Paris retornó presuroso y afligido al monte Ida implorando a Enone que le curase, pero la ninfa despechada por el cruel abandono, se negó rotundamente. Así entonces, Paris murió. Algunas versiones del fatídico mito agregan que más tarde, arrepentida de su proceder, fue en pos del agonizante. Al descubrirlo muerto ya, ciertos escritores antiguos detallan que se ahorcó presa del remordimiento, otros que se precipitó en la pira funeraria de Paris.

De cualquier manera obsérvese un detalle importante: Enone tenía el don de vaticinar el porvenir, ella supo de su infausto destino desde el primer acercamiento con Paris. Aparentó felicidad aún sabiendo de su adversa fortuna futura; se mostró afligida ante la partida cruel aún sabiendo que Paris retornaría vencido y suplicante; demostró dolor ante la defunción irremediable, cuando en el fondo quizás ella lo que procuró desde un inicio fue precisamente poner a salvo a su amante para luego reunirse con él, más allá de la muerte, en las sombras seguras del Hades, para por fin sin caretas, sin secretos, ni interferencias, dedicarse a una contemplación mutua, fría pero sin perturbaciones, anodina más imperecedera.

Porque el corazón femenino es un enigma.

Y cada latido tiene un motivo y cada estremecimiento una finalidad cifrada…

Diosa Atenea

 
 
 
 
ATENEA
 
Atenea compitió con Poseidón por ser la deidad protectora de Atenas. Poseidón llegó primero, golpeó el suelo con su tridente e hizo brotar una fuente, pero su agua era salada, mientras que Atenea ofreció el primer olivo. Los dioses olímpicos decidieron asignar la región a Atenea, tras el testimonio de su rey, Cécrope, de que Atenea había sido la primera en plantar el olivo. Así que Atenea puso su nombre a la ciudad y Poseidón como represalia inundó la región.
 
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Atenea es la diosa consejera y protectora de la ciudad y de las instituciones políticas. Introdujo en el Ática el olivo como símbolo de la civilización.

 
 
 
 

AQUILES Y FAMILIA

 
 
 
 
 
 AQUILES Y FAMILIA
 

Un amigo del rey Peleo, Menecio, le pidió asilo en la corte ya que su adolescente hijo Patroclo había matado accidentalmente a un amigo. El rey Peleo respondió al llamado del amigo y también en una ceremonia sagrada purificó a Patroclo por su acción criminal –aunque accidental- y lo nombró escudero de Aquiles.
Entre Aquiles y Patroclo surgió una amistad espontánea, sincera y profunda.
Tetis en su calidad de madre permanecía siempre atenta, sabía por el oráculo que su hijo perdería la vida en la juventud y trata de impedirlo –cuando comienza a vislumbrarse la posibilidad de una guerra conTroya- enviándolo para protegerlo a la isla de Esciros donde reinaba Licomedes.
El rey de Esciros tenía una hija, Deidemia. Ella, convierte en padre a Aquiles; nace Neoptólemo.
Luego de unos años, los generales organizadores de la campaña a Troya buscan por todas partes a Aquiles porque sabían que sin él no podrían obtener la victoria.
Ulises –Odiseo, el astuto- ingresa en Esciros disfrazado de mercader y ofrece a las damas de la corte joyas y armas. Todas ellas eligen joyas a excepción de una que prefiere las armas… es Aquiles que con esa actitud se delata.
Tetis, la madre de Aquiles, ya no puede evitar la partida de su hijo y le entrega un escudo especialmente fabricado para él por Hefesto y cuatro caballos inmortales. Patroclo, el gran amigo y escudero lo secunda.

En el relato realizado podemos apreciar el origen de la profunda amistad con Patroclo como así también deducir que Aquiles y Ayax –el grande- eran primos hermanos.

Peleo y Tetis: padres de Aquiles.
Peleo y Telamon: hermanos.
Telamón padre de Ayax.
Menecio padre de Patroclo.
Licomedes padre de Deidemia.
Aquiles y Deidemia: padres de Neoptólemo.

Vale insistir una vez más que las historias míticas son contadas por distintos autores con variantes, existiendo detalles que difieren, aunque a grandes rasgos conservan similitud.

TETIS Y PELEO

 
 
 
 
 
 
 
 
Peleo y Tetis eran los padres de Aquiles.

La nereida Tetis era admirada por Zeus (Júpiter) y Poseidón (Neptuno). Ambos dioses desistieron de sus pretenciones al conocer por la diosa del destino que si alguno de ellos se unía a la nereida, nacería un descendiente superior al progenitor y en algún momento ese hijo tan fuerte desequilibraría el orden conseguido con tanto trabajo en el Olimpo. Así estaba escrito… entonces para ahorrarse futuros problemas prefirieron casarla con un mortal.

Peleo era hijo del rey de Egina y Eaco. Tenía un hermano de nombre Telamon y un hermanastro (hijo de la nereida Psámate y Eaco): Foco.
Peleo y Telamon envidiaban en Foco su destreza y fuerza física por lo que un día decidieron matarlo. Por este hecho, el rey padre decide desterrarlos.
Telamon pasó a Salamina y tuvo allí un descendiente: Ayax.
Peleo, luego de ser purificado por el rey Euritión debido al crimen cometido pasó a Yolco. Se le presentaron algunos inconvenientes que pudo superar y más tarde se apoderó de la mencionada zona de Yolco.
Una noche pudo observar a la nereida Tetis quedando deslumbrado y completamente enamorado de ella a tal punto que solicita la ayuda del sabio centauro Quirón para poder acercarse a Tetis que quién como divinidad marina era huidiza principalmente con sus pretendientes. El centauro Quirón le aconsejó que cuando la viese la tomara firmemente de las manos y no la soltara ocurriese lo que ocurriese. Peleo apenas se le dio la oportunidad siguió los consejos del sabio. Tetis se convirtió en fuego, serpiente, león y agua hasta que ya exausta se abandonó a los brazos de Peleo.
Luego llegó el momento de la boda de ambos en el Olimpo. (La Manzana de la discordia).Tiempo después nació Aquiles.

Tetis sumergió a Aquiles cuando era bebé en el río Estigia sujetándolo del taloncito para hacerlo inmortal. Una sola parte del cuerpo quedó vulnerable en Aquiles, el talón.
También se cuenta que la nereida sometía a su hijito al ritual del fuego sagrado durante la noche y durante el día lo cubría con el néctar de los dioses, la ambrosía. El padre del niño impidió por temor la continuación del ritual.
Más tarde, Peleo confía a Quirón la educación de Aquiles para ser formado con esa excelencia que el sabio centauro sabía entregar.
A medida que crecía, Aquiles demostraba ser un joven muy valiente, fuerte, respetuoso, poseedor de conocimientos en medicina, del arte de la elocuencia, practicante de la música, la equitación y la cacería. Rapidísimo para correr.
Aquiles… el de los pies ligeros…