CARTA A MENECEO (Epicuro)

 
 
 

Epicuro:
Carta a Meneceo

Que ninguno por ser joven vacile en filosofar, ni por llegar a la vejez se canse de filosofar. Pues no hay nadie demasiado prematuro ni demasiado retrasado en lo que concierne a la salud de su alma. El que dice que el tiempo de filosofar no le ha llegado o le ha pasado ya es semejante al que dice que todavía no le ha llegado o que ya ha pasado el tiempo para la felicidad. Así que deben filosofar tanto el joven como el viejo; éste para que, en su vejez, rejuvenezca en los bienes por la alegría de lo vivido; aquél, para que sea joven y viejo al mismo tiempo por su intrepidez frente al futuro. Es, pues, preciso que nos ejercitemos en aquello que produce la felicidad, si es cierto que, cuando la poseemos, lo tenemos todo y cuando nos falta, lo hacemos todo por tenerla.

 

HIPATIA

Hipatia vivió en Alejandría en el siglo IV a.C. Fue hija de un célebre matemático y astrónomo que trabajaba en la biblioteca de Alejandría en Egipto donde los monarcas helenísticos habían reunido una inmensa colección de obras filosóficas, científicas, etc.

Hipatia era una mujer culta y tolerante con una inmensa sed de conocimientos. Aprendió todo lo que sabía su padre y le superó. Especialmente en astronomía y matemáticas. Su casa se convirtió en lugar de enseñanza y reunión para aquellos interesados en ciencia, filosofía y otras disciplinas.

Entre otras cosas inventó un aparato para destilar el agua y un hidrómetro para medir la densidad de los líquidos.

Pero en aquellos tiempos con el auge del cristianismo en Alejandría algunos fanáticos religiosos no comprendieron a una mujer con su sabiduría y tolerancia. Ella no era creyente. Hipatia fue asesinada y sus obras destruidas.

La vida de Hipatia nos enseña que nunca debemos confiarnos y dejar de proteger la libertad y el conocimiento. Después de Hipatia Occidente vivió quince siglos de falta de libertad, de tiranías y oscurantismo. ¿Quién iba a pensar que toda esa libertad y conocimientos podía perderse tan fácilmente?

ALEGORÍA DE LA CAVERNA

 
 
 
 
 
 

ALEGORÍA DE LA CAVERNA:

 

 

 

Platón propone que imaginemos una caverna en la cual hay unos prisioneros encadenados desde su infancia, de tal manera que están obligados a mirar permanentemente hacia el fondo de la misma, detrás de los prisioneros hay un fuego y entre el fuego y los prisioneros se encuentra un camino por el que pasan personas llevando sobre sus cabezas figuras de animales u otros objetos. El resplandor del fuego proyecta las sombras de estos objetos en el fondo de la caverna y una pared que llega hasta la altura de las cabezas de los hombres que los llevan impide que también se proyecte las sombras de ellos. ¿Qué sucede con los prisioneros? Ellos solo pueden ver las sombras que se proyectan en el fondo de la caverna. Platón imagina que allí hay un eco que repite las palabras de los que portan sobre sus cabezas los objetos de madera. El resultado es que para los prisioneros esas sombras que parecen hablar constituyen la única realidad. Se ha dicho que la situación de los prisioneros en la caverna es similar a la del espectador en un cine: atrapado por la proyección puede emocionarse, reír, o llorar, olvidando que se trata de un mundo de ficción. Los prisioneros simbolizan o representan al hombre no educado, no formado, que toma por verdadero lo que ve y oye y es prisionero de la ignorancia y las apariencias, como el interrogado por Sócrates que no sabe pero cree saber. Platón se pregunta entonces que sucedería si se liberara a un prisionero. Al encontrarse libre de sus cadenas querría erguirse, volver la cabeza; pero todos estos movimientos le causarían dolor y molestias pues su cuerpo no estaba acostumbrado a los mismos. Si se le obligara a mirar en dirección del fuego, sus ojos habituados a percibir sombras se deslumbrarían y nada verían. Su tendencia seria volver a sus cadenas. Esto simboliza las dificultades con que tropieza el crecimiento y la educación de una persona porque al educarse se abandona una situación anterior en la cual se hallaba cómodo o al menos, acostumbrado. Platón imagina que el prisionero es conducido hasta el exterior de la caverna. Allí la visión de los objetos reales y la luz del sol cegarían inicialmente al prisionero y tendría el impulso de retornar a la caverna, pero s i logra vencer dicha tendencia, pronto comprendería que esos objetos constituyen una realidad mucho mas autentica que la que percibía en la caverna.

En su conjunto la liberación y salida del prisionero de la caverna simboliza el pasaje del mundo estrecho y limitado de todos los días que se percibe por los sentidos al mundo de las ideas que es conocido por la razón.

ACCIÓN

 
 
 
 
La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía.
ARISTÓTELES
 
 
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ALCEO

                             alce       La fama poética de la isla de Lesbos se debe a Alceo y Safo. Alceo (639 a.C.) pertenece a la aristocracia eolia, estirpe orgullosa que amaba la grandiosidad, hombres ufanos, dados a la bebida, a los goces del amor y a todas la libertades en su modo de vida.  La vida y la obra de Alceo tienen como escenario las luchas entre ambiciosas familias aristocráticas por el poder en la isla, en algunas de las cuales participó activamente, y por cuya causa llegó a sufrir destierro.

De este modo,  los poemas de Alceo se enmarcan en torno a dos motivos principales: la lucha de los aristócratas y el banquete en la sala de los hombres. Ambos motivos son tratados con gran sencillez y total naturalidad.

 

 

 Alceo la ensalzó" pura y turbadora". Y estuvo tan enamorada de ella que, asombrosamente tímido, en un inmortal poema le declaró su pasión:

"¡Oh, Safo, cuyas sienes ciñen las violetas, la pura, la de la sonrisa dorada: anhelo confesarte algo, pero la vergüenza me lo impide…"

 
 
 
 
 
 

SAFO DE LESBOS

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Una fecha posible de su aristocrático nacimiento es la del año 612 a. C., en algún lugar de la isla de Lesbos. Por sus poemas, intuimos que falleció alrededor de los sesenta años. También sabemos que Safo tuvo una hija, y que pudo haberse llegado a casar.

Safo, mujer de espíritu indomable, amante de la cultura y sobre todo de la libertad, no tarda en enfrentarse, junto a otros conciudadanos, al tirano que gobierna Lesbos: Pitaco de Mitilene, que había desposeido a su pueblo de sus derechos civiles, y no dudaba en desterrar a sus oponentes. A Safo la envía a Sicilia, que entonces pertenecía a la Magna Grecia.

En Lesbos, al igual que en otros lugares de la Grecia antigua, la mujer gozaba casi de los mismo derechos que los hombres. Existía una democracia más sólida que en ciudades de tradición jónica, como Atenas, en la que imperaba una cultura eminentemente sexista. Safo, que tenía una manera distinta de entender la vida a la de las atenienses, fundó en su isla natal una academia para mujeres jóvenes, consagrada a la diosa Afrodita, divinidad de la mitología griega, que en Roma se denominó Venus. Era la diosa de la belleza, del amor y de la vida universal. En algunas obras de la época de Safo, y en otras de siglos posteriores, podemos ver a la poetisa representada tañendo su "bárbito",  instrumento musical parecido a la lira, pero más grande, que Safo utilizó con asiduidad; en la cultura helénica, la música y la poesía estaban estrechamente relacionadas.

Sabemos que, además de su labor pedagógica, Safo desarrolló una intensa actividad poética pero, por desgracia, gran parte de su obra se perdió no mucho después de la muerte de la poetisa. Hacia los siglos III a I a. C., se rescató parte de su poesía, que se recogió en diez volúmenes: nueve de verso lírico y uno de verso elegíaco. Se conservaron copias de ellos hasta la Edad Media, en cuya oscuridad acabarían desapareciendo. Durante el siglo XI, sólo encontraremos fragmentos de la obra de Safo en las citas de algunos escritores.

El juicio de la Historia y la Literatura ha sido dispar con respecto a Safo. Platón la consideró la "décima musa" y, teniendo en cuenta la importancia que se daba en la Grecia clásica a las musas (consideradas divinidades), más que alabar a la poetisa y a su obra, parece que Platón la venera. Posteriores estudiosos y críticos despreciarían su obra, su persona y lo que ambas significaban, otros la alabarían sin paliativos.

Como ya hemos comentado, es muy poco lo que nos ha llegado de su obra, aunque su estilo influyó en muchos poetas de su época y en los posteriores (entre ellos Ovidio y Catulo, que la imitó con descaro). Su obra, al igual que la de Alceo, es brillante, fresca y explícita.

La inmortal obra de Safo, realizada hace unos 2500 años, ha sufrido el paso del tiempo, las malas traducciones, el plagio y la censura. No obstante, la cultura occidental, que se basa en gran medida en la griega, debe mucho más de lo que pudiera imaginar a Safo y a su manera de crear poesía.

 
 
 
 
 
 

EPICURO

 
 
EPICURO
 
Sus doctrinas principales
 
 

Sobre la Riqueza

Entiende que la verdadera riqueza es tener lo que realmente se necesita para una vida feliz y averiguarás cuán fácil es satisfacerla completamente; cree, erróneamente, que la riqueza consiste en poseer todo lo que uno pudiera posiblemente imaginar y soñar, y no habrá nunca un término para tus afanes y sudores.

Sobre las Dificultades

Al manejar continuamente los asuntos más importantes de la vida de acuerdo con los dictados de la razón, el hombre, o la mujer, sabio construye una defensa de por vida contra las desdichas y dificultades, y rara vez sufre por ellas.

Sobre las Enfermedades

Las enfermedades que provocan un dolor atormentador duran sólo corto tiempo, luego de ello uno está libre. Las enfermedades que acarrean un dolor atenuado pueden durar largo tiempo, pero es posible vivir de forma tal que los placeres de la vida superan con largueza las molestias. En ambos casos, el dolor no es algo que uno deba temer.

Sobre la Felicidad y la Sabiduría

Es imposible ser feliz sin también ser sabio, honorable y honesto, y es imposible ser sabio, honorable y honesto sin también ser feliz. La felicidad es tan dependiente de la práctica de la sabiduría, el honor y la honestidad que ser negligente con sólo uno de estos valores conducirá irremediablemente a problemas y lamentaciones en la vida.

COMPARTIR NOS ENRIQUECE

 
 
COMPARTIR NOS ENRIQUECE
 
 
 
Hu-Song, filosofo de Oriente, contó a sus discípulos la siguiente historia:

"… Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura
caverna donde no podían ver casi nada . Pasó algún tiempo, y uno de ellos
logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aun
así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su
luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia tea y así
compartiendo la llama con todos la caverna se iluminó".

Uno de los discípulos pregunto a Hu-Song:
¿Qué nos enseña, maestro, este relato?
Y Hu-Song contestó : Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no
la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra
luz no la desvanece, sino que por el contrario la hace crecer.

"El compartir nos enriquece en lugar de hacernos mas pobres" .
"Los momentos mas felices son aquellos que hemos podido compartir" .