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CONCATEDRAL DE SORIA. (SEDE)
Hacia finales del siglo VIII se construyó una pequeña iglesia, de la que subsiste aún un vano que recuerda a los huecos triples asturianos, un arco de ventana mutilado que pudo ser de herradura, y hundida en el suelo lo que parece una portada de medio punto con los apoyos enterrados, por lo que sería de factura prerrománica o mozárabe. Con la repoblación de Soria y el valle del Duero, mediado el siglo XII, don Juan, obispo de Osma, donó la iglesia a los canónigos de la Regla de San Agustín, que decidieron derribar la iglesia primitiva y erigir una nueva. Contando con numerosos donativos y privilegios, y el favor de los monarcas castellanos, se convirtió en colegiata. La colegiata románica se construyó con similares proporciones a las desaparecidas iglesias monásticas de Sahagún y Silos, siendo la iglesia mayor de Soria. De la que subsisten algunos vestigios integrados en la actual iglesia como el magnífico claustro. En el siglo XIII, el rey Alfonso VIII solicitó al Papa Clemente IV la categoría de ciudad para Soria y el paso de la colegiata a catedral, siendo concedido por bula pontifical. El cabildo catedralicio de Osma protestó, y todas las peticiones fueron denegadas por los monarcas posteriores al no atreverse a hacer cambios drásticos que provocaran conflictos eclesiásticos. En 1520, la iglesia se hundió. Tras el derrumbe el obispo don Pedro Acosta se reunió con la nobleza de la ciudad y el cabildo, y les ofreció trasladar la colegiata al centro de la ciudad, y finalmente se llevó a cabo la reconstrucción del edificio en el mismo lugar donde se encontraba. Comenzaron las obras de reedificación, por los maestros Juan Martínez Mutio y San Juan de Obieto, siguiendo el modelo de la colegiata de Berlanga de Duero, y las terminaron hacia 1575 los hermanos Pérez de Villavid. La iglesia renacentista se construyó ocasionando el derribo del ala meridional del claustro románico. El interior está formado por cinco naves con bóvedas de crucería estrelladas, soportadas por columnas dóricas de sección circular; con cabecera poligonal, y capillas entre contrafuertes en naves laterales. Éstas tienen la misma altura que la mayor, lo que conforma un edificio conocido como "iglesia salón", frecuente en la primera mitad del siglo XVI en Castilla. A finales de siglo XVI, con la construcción del campanario sobre la torre, se finalizó la colegiata nueva. Entre las portadas de la concatedral, destacan: La meridional o de San Pedro, plateresca, realizada hacia 1520. La portada de poniente, entrada principal de la de la primitiva colegiata románica, se convierte en renacentista a mediados del siglo XVI. Y la espléndida portada románica de la sala capitular, formada por óculos calados lobulados y arquillos de herradura, de evocación mozárabe, apoyados en dobles columnas, con capiteles de centauros, dragones, grifos y motivos vegetales de evocación silense. Como admirable ejemplo de estilo románico en Castilla, el claustro se inició por el lado de poniente a mediados del siglo XII, y se continuó por los lados norte y este. Acabándose en los primeros años del siglo XIII. En sus galerías destaca todo un repertorio de basas de garras y capiteles decorados con motivos vegetales como hojas de acanto estriadas, palmetas y roleos; bestiarios formados por sirenas, grifos, leones, centauros y aves exóticas; y motivos historiados como la Anunciación y la Adoración de los Magos, San Pedro y San Pablo, San Jorge, San José, la Anunciación, los Reyes Magos, relieves relativos a la lujuria de mujeres desnudas, la cacería de un ciervo, y la psicóstasis (peso de las almas), un rey y una reina, y un monje recibiendo las ofrendas de los fieles. La concatedral contiene en su interior obras artísticas de gran valor como el retablo mayor, del siglo XVI, dedicado a la vida y predicación de San Pedro Apóstol, del maestro Francisco del Río. El retablo de San Nicolás, plateresco, de mediados del siglo XVI, con influencias de la Escuela de Valladolid, y de Felipe Vigarny. Y el retablo de San Miguel, del siglo XVIII, dedicado a los arcángeles. Un magnífico tríptico flamenco, fechado en 1559, procedente de San Nicolás, una tabla castellana del siglo XVI de la Presentación del Niño Jesús. Un Cristo Románico, y un lienzo con la escena del Santo Sepulcro, obra de Tiziano, sobre el altar del trascoro. Además se custodia el Lignum Crucis proveniente de la parroquia de la Santa Cruz. La reliquia regresó a Soria en 1522, cuando el Papa Adriano VI la requirió para venerarla devolviéndola al año siguiente. El 9 de marzo de 1959, tras años de peticiones, el Papa Juan XXIII, por Bula Quandoquidem Animorum, otorgó el título de concatedral a la colegiata de San Pedro, compartiendo desde ese momento la sede catedralicia con el Burgo de Osma. |
Arte
PRÓXIMA VISITA «EDADES DEL HOMBRE» (SORIA)
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PROXIMA VISITA «LAS EDADES DEL HOMBRE»
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SETTECENTO VENECIANO
La magia del Settecento veneciano ha llegado a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con una exposición que recorre uno de los siglos más brillantes de la pintura de Venecia a través de medio centenar de obras de artistas como Tiépolo, Canaletto, Ricci, Guardi y Cimaroli.
No dejéis de verla.
L U Z
NINFEO
Ninfeo
El Nymphenbad, el ninfeo de Zwinger, Dresden
Se llama ninfeo a los monumentos consagrados a las ninfas, especialmente a las fuentes. Originalmente estos monumentos fueron grutas naturales, que eran consideradas tradicionalmente el hogar de la ninfa local. Algunas estaban a veces dispuestas de tal forma que servían como suministro de agua, como la de Side en Panfilia. Un ninfeo dedicado a la ninfa acuática local, Coventina, se construyó junto al muro de Adriano, en el extremo norte del Imperio Romano. Desde entonces, las grutas artificiales tomaron el lugar de las naturales.
LA FRAGUA DE VULCANO
Descripción
Apolo se ve envuelto en un manto que deja al descubierto su torso desnudo. Vulcano, en este caso, es simplemente un herrero, al igual que los cíclopes que le ayudan, que son hombres del pueblo que conocen el oficio. Vulcano le contempla con ojos atónitos después de haber escuchado la mala noticia sobre el adulterio de su esposa con el dios Marte a quien le estaba forjando en esos momentos una armadura.
VIRGEN DEL JILGUERO
Tematica
En torno a 1506, en los últimos años de su periodo florentino, Rafael comienza a realizar una serie de cuadros de tema religioso en los que desarrollará una tipología nueva y original que ocupará un lugar destacado tanto en su obra pictórica como en la Historia del Arte: las Madonnas. Se trata de sus famosas maternidades compuestas por la Virgen con el niño y acompañados la mayoría de las veces por San Juan, también niño. Y estos son los personajes que aparecen en esta Madonna o Virgen del jilguero, denominada así por el avecilla que acarician los pequeños Jesús y Juan.
Esta obra fue ejecutada en Florencia para Lorenzo Nasi hacia 1507; debido al hundimiento que sufrió la casa de éste en 1547 el cuadro sufrió muchos daños y posteriormente fue restaurado por Michele di Ridolfo del Ghirlandaio, hijo de Domenico Ghirlandaio, pintor destacado del Cuatrocentto con el que Rafael había trabado amistad durante su estancia en Florencia.
Analisis Tecnico Y Estilistico
En esta obra Rafael utiliza el esquema compositivo triangular o piramidal aprendido de Leonardo y presente en numerosas obras del periodo florentino. Esta estructura resulta idónea para disponer las figuras con gran estabilidad y solidez dentro del cuadro. El ritmo ascendente que crea esta figura geométrica ayuda a enlazar el motivo principal con el paisaje del fondo. El pintor refuerza la altura del esquema triangular que ocupa el cuerpo de la Virgen acentuándolo por medio de las figuras de los niños que se disponen a su lado estrechamente. El color empleado es más esmaltado y las formas se modelan con un intenso claroscuro que realza la corporeidad y los volúmenes de los personajes confiriéndoles un marcado aspecto monumental. El paisaje denota, por el tipo de construcciones arquitectónicas que aparecen en último término, la influencia flamenca muy presente tanto en Urbino como en la Florencia de la segunda mitad del siglo XV.
Interpretacion
Aunque las madonas de Rafael nos remiten, sobre todo por su estructura compositiva, a las realizadas por Leonardo, las del pintor de Urbino no poseen esa apariencia un tanto enigmática o misteriosa de los rostros leonardescos. Muy al contrario, Rafael imprime en las facciones de sus vírgenes unos rasgos idealizados llenos de delicadeza, suavidad y dulzura. La sublime perfección de estas madonas las hace algo distantes al espectador al no mantener con el mundo de éste ninguna relación; pero el pintor resuelve ésto introduciendo pequeños detalles de afecto y ternura que se centran en los juegos de los niños y el contacto de la madre con ellos. De esta forma trata de acercar y humanizar esta escena vivida por personajes divinos como podemos observar aquí en el enternecedor detalle del pie del niño Jesús que se apoya amorosamente sobre el de la Virgen.
SUSANA Y LOS VIEJOS
EL CIPRÉS DE SILOS
UNA ERMITA CON HISTORIA
Una ermita con historia
A lo largo del siglo XVIII, las reformas urbanas de la zona obligaron a derribar la ermita de San Antonio en dos ocasiones y construirlo de nuevo en otro lugar. Así, la iglesia primitiva, de Churriguera, fue sustituida por otra de Sabatini y ésta, a su vez, por una tercera que ya sería la definitiva.
El último traslado de la iglesia se originó a causa de las obras del nuevo palacio de La Florida, una gran finca (hoy desaparecida), que daba nombre a la capilla y que había sido adquirida por Carlos IV. Por orden del rey, de 1792 a 1798 el arquitecto Felipe Fontana construyó la nueva ermita, y Francisco de Goya la decoró con magníficos frescos.
Para garantizar la conservación de sus pinturas, el edificio fue declarado Monumento Nacional en 1905 y más tarde, en 1928, se construyó a su lado una iglesia idéntica, para trasladar el culto y reservar la original como museo. Para entonces, esta capilla era además panteón conmemorativo del artista, pues en 1919 se habían trasladado aquí sus restos, traídos desde Burdeos, donde había muerto en 1828.